jueves, 4 de septiembre de 2008

Artículo de Opinión

Gustavo

Allí donde muere el Mississipi se fundó Nueva Orleans, “niu orlins” en sureño. Una de las más bonitas ciudades de los USA porque mantiene el aire de la Luisiana colonial mezclado con la negritud de unas gentes que llevan el ritmo de África en sus almas. Allí nació el jazz y agoniza el Dédalo, buque insignia de la armada española, regalo de Eisenhower, aquel presidente que era tan bajito como Franco.
En Nueva Orleans hay una Plaza de España con todos los escudos provinciales y una estatua dorada de Juana de Arco gemela de la que se erige en París junto al Louvre. Nueva Orleans fue noticia con nombre de mujer – Katrina – y vuelve a serlo por Gustav. El Gustavo más célebre después de Mahler, Becker y la rana de los Teleñecos.
Gustavo nació en la misma costa africana de donde partían los esclavos que cuidaban las plantaciones de tabaco y que hoy baten todos los records olímpicos cuando se trata de correr y creció en el mismo mar donde las pateras del siglo 16 cruzaban el horizonte con su carga de miseria y muerte.
Gustavo lamió las costas de Fidel dejando desolación, y más de cien vidas, antes de adentrarse en el Golfo de Méjico camino de las 4000 plataformas petrolíferas de Texaco.
Entonces, sólo entonces, conectó la CNN para advertir de la catástrofe que se avecinaba. En la tele salió un compungido Ray Nagin, alcalde negro de la ciudad, instando a la evacuación. Y Bobby Jindal, el gobernador más joven de la historia de los USA, con raíces en el Punjab, donde moran los sijs, esa comunidad de aguerridos varones con turbante, barba y unos enormes puñales.
¿Se imaginan en España a un alcalde marroquí y a un delegado del Gobierno rumano decidiendo la evacuación de 2 millones de honestos ciudadanos cristianos?.
A pesar de los malos presagios de los meteorólogos de Florida, Gustavo llegó con vientos y aguas pero “afollagado” al delta del río de Mark Twain.
Bajó el precio del barril porque los pretroespeculadores salvaron sus plataformas. Y se celebró la Convención republicana de McCain para que pudiéramos ver a la abuela Sarah Palin contando sus intimidades en Vogue.
Mientras tanto, en la otra punta del globo, 3 millones de hindúes como mister Jindal se quedaban sin hogar. Ni se sabe el número de muertos en las mayores inundaciones de los últimos 50 años en la India.
La CNN no decía nada de esto. Será cosa de la tele y de la globalización. Aunque, lo cierto es que allí, en la India, no hay pozos de petróleo.



Antonio Melero Pita

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