martes, 27 de mayo de 2008

El museo de Cuenca recibe la donación de un vecino de Torralba

El Museo Arqueológico de Cuenca cuenta con una nueva pieza entre sus fondos gracias a la donación de Victoriano Valerio Martínez, un vecino de la localidad conquense de Torralba que encontró de forma casual en terrenos de su propiedad una cista funeraria de época romana.
Concretamente, se encontraba enterrada en un paraje situado en las inmediaciones de las ruinas del castillo de este municipio o “Torre Alba”, que además da nombre al pueblo.
El delegado provincial de Cultura, Sixto Pozo, ha tenido palabras de agradecimiento ante este gesto “que es ejemplo de un ciudadano que entiende que los restos arqueológicos son patrimonio de todos y deben estar donde todo el mundo pueda disfrutarlos”.
La pieza, que ya forma parte de la Colección Arqueológica del Museo de Cuenca, es por el momento la única encontrada de estas características y está siendo investigada por el equipo técnico del Museo.
De ahí que el responsable provincial de Cultura haya insistido en la importancia de proteger esta pieza de gran interés arqueológico.
Una cista es un monumento megalítico funerario formado, básicamente, por cuatro piedras planas que se colocan verticalmente formando un rectángulo. Sobre ellas solía colocarse otra piedra horizontal a modo de tapa, mientras que en el interior se colocaban los restos mortuorios.
A falta de un informe exhaustivo de la pieza, las primeras valoraciones apuntan a que esta cista funeraria podría pertenecer a la época romana y, debido a su tamaño, haber servido para albergar cenizas o los huesos restantes tras una incineración.
Este tipo de piezas aparecen la mayor parte de las veces asociadas a otras formaciones megalíticas, por ejemplo en el centro de túmulos, en el centro de un crómlech (rodeando las cenizas mortuorias) o en el interior de cuevas sepulcrales, entre otras.
En general su conservación es mala y suele faltar la tapa e incluso alguna de las losas laterales.
Finalmente, recordar que la Ley 16 / 1985 de Patrimonio Histórico Español y la Ley 4/1990 de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha establecen en su Título V y en su Título II respectivamente, que los descubridores de este tipo de hallazgos deberán comunicarlo a la Administración de forma inmediata cuando se trate de objetos encontrados casualmente y ser depositados en un museo público.

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