miércoles, 23 de abril de 2008

El Maquis y los cuentos, protagonistas de las novedades editoriales en la Feria del Libro y la Lectura de Castilla-La Mancha

Salvador F. Cava ha presentado un completo relato de la realidad de los guerrilleros, mientras que Francisco Mora espera con su relato contribuir a que la tradición del cuento se vaya implantando.
‘Los guerrilleros de Levante y Aragón’, de Salvador F. Cava, y ‘Todos los peces se llaman Eduardo’, de Francisco Mora, han sido las novedades editoriales que se han presentado en la tarde de hoy en la Feria del Libro y la Lectura de Castilla-La Mancha.
Cabe señalar que, en el primer caso, se trata de una obra que se encuentra dividida en dos tomos: ‘La lucha armada (1945-1948)’ y ‘El cambio de estrategia (1949-1952)’, siendo una parte más militar y otra más política, según explica el autor. “Son dos libros de Historia moderna, contemporánea, viva, pues todavía viven muchos de los familiares aludidos, que cuenta la larga y difícil historia del maquis en los montes de Cuenca, de Teruel, de Guadalajara y de Valencia, los más cercanos a nosotros, como una forma de poner al día esta realidad que ha estado oculta durante mucho tiempo”, apunta.
El libro está basado en dos conceptos: por un lado la documentación judicial-militar de ambos lados y, por otro, numerosos testimonios orales de familiares o descendientes de algunos de los protagonistas. De hecho, en los últimos quince años se ha dedicado a elaborar este libro junto con memorias de guerrilleros, temas siempre relacionado con el maquis.

LA IMPORTANCIA DEL CUENTO
Por su parte, ‘Todos los peces se llaman Eduardo’ es un tomo que contiene 31 cuentos con los que “he pretendido que no sea el típico libro del poeta metido a narrador, sino que sean muy narrativos, respetando las normas de género, de manera que fuesen muy clásicos y con mucho respeto por la palabra”, ha expuesto su autor, Francisco Mora.
En su opinión, pueden enganchar a la gente porque “tienen muchas capas; tienen una primera lectura más ligera, tiene una segunda en la que el lector se pregunta qué es lo que se le quiere decir y luego tiene una tercera en la que se da cuenta de que se le está hablando de algo de hoy en día”.
Mora reconoce que en nuestro país existe el problema de que no hay tradición de cuento adulto, no como sucede por ejemplo en Estados Unidos, donde tienen una mayor difusión. Comenta que “no sé por qué el género cuento o relato en España es el hermano menor, no lo entiendo, porque si lo analizamos bien es el género narrativo por excelencia, todos partimos de una tradición oral y la novela no deja de ser un híbrido entre el teatro, el ensayo y la poesía”. Pese a todo, confía en que poco a poco se está introduciendo esta tradición, aunque sea poco a poco.
En este sentido, el autor cree que es una contradicción, porque “en estos tiempos de tanta prisa la gente se mete tochos de quinientas páginas y in embargo no es capaz de leer un cuento que tiene diez líneas; quizá el cuento, como la poesía, exige para el lector, por otro lado, una mayor implicación”. Y es que, según ha subrayado Mora, en un cuento es tan importante lo que se cuenta como lo que no se cuenta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde luego que sí, LOS MAQUIS Y LOS CUENTOS, gran titular.

Porque hay que joderse con los maquis y sus cuentos, los "adalides de la libertad", que se lo digan a mi abuelo que lo asesinaron sin ningún escrúpulo, como a otros muchos españoles, siendo una persona normal y corriente sin ningún interés político. Pero claro ahora sólo los fascistas hicieron barbaridades (por supuesto muchísimas), ellos no, ellos eran los que defendían al pueblo, ¡venga ya!

Anónimo dijo...

Los Maquis entraron en casa de mi abuelo, le robaron la escopeta de caza y toda la comida que tenían. Además del susto, en plena postguerra eso era condenar a una familia al hambre (a mi padre a mis tios y tias).

Anónimo dijo...

El libro de Salvador recoge hechos similares a los que los comentarios reflejan, es un libro de historia no un manual de la FAES. Robar una escopeta de caza y la comida de un día no lleva a la ruina a nadie ni en aquella época, si la muerte de un familiar como denuncia el primer testimonio, pero la guerra la declaró Franco y los guerrilleros fueron una consecuencia, no la causa de los males.