
El partido transcurrió siempre bajo la superioridad local. Al final no pudo jugar Juric con un tobillo lastimado, pero nadie le echó de menos. El marcador fue aumentando a medida que transcurrían los minutos a pesar de que el bombardero del Almoradí, Fernando Latorre, hacía estragos con sus tremendos lanzamientos y entradas (acabó con 12 goles). Al final del primer tiempo la victoria estaba casi asegurada (15-10) gracias a una defensa magnífica de los conquenses.
En la segunda mitad la ventaja siguió creciendo en base a un fuerte juego de conjunto de los locales, donde todos defendían y todos marcaban. Dzocic creyó que el triunfo estaba asegurado a quince del final y todos pudieron disfrutar de la fiesta.
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