La Semana de Música Religiosa de Cuenca ha iniciado esta noche su cuadragésimo séptima edición, con la recuperación de un auto sacramental con texto de Pedro Calderón de la Barca y música de José Peyró, en un montaje que ha sido producido por la Fundación Caja Madrid.Se trata del auto sacramental 'La Paz Universal' o 'El Lirio y la Azucena', que ha sido representado nuevamente en tiempos modernos en el Teatro-Auditorio de Cuenca por el grupo teatral 'Antiqua Escena', por la Compañía de Danza Ana Yepes y por la formación musical 'La Grande Chapelle', bajo las órdenes de Juan Sanz como director de escena y de Albert Recasens como director musical.'La Paz Universal' -que fue estrenado en 1660 en el Corral del Príncipe de Madrid, durante las festividades del Corques-, fue creado para dar cuenta del Tratado de Paz al que llegaron España y Francia en 1659, tras treinta años de guerra.Ahora se ha representado de nuevo en el concierto inaugural de la 47 Semana de Música Religiosa de Cuenca, que por segundo año consecutivo inicia su andadura recuperando un auto sacramental.La directora artística del festival, Pilar Tomás aboga por la necesidad de recuperar los autos sacramentales, porque son 'la gran traición perdida del repertorio español'.En este sentido, Juan Sanz ha afirmado que la Fundación Caja Madrid y la Semana de Música Religiosa 'encargaron este proyecto con el ánimo de recuperar una pieza importante de nuestro Siglo de Oro desde el punto de vista literario y escénico y, desde luego, con la particularidad extraordinaria de recuperar la partitura musical'.Según Sanz 'el reto ha sido montar un auto sacramental de 1660 con la música original e incluso con elementos de la danza de la época', por lo que han estado trabajando un año en el proyecto.En la representación 'ha habido doce músicos, un coro de ocho solistas más otros tres solistas que cantan e interpretan en escena, siete actores que cantan y seis bailarines que interpretan y bailan', ha indicado Sanz quien ha insistido en que 'el reto mayor era fundir a todos en escena, procurando que no se convirtiera en un pastiche escénico sino que fuera una obra de unidad artística'.Para su representación se ha empleado toda la maquinaria del teatro barroco y se ha hecho una recuperación de máquinas de sonido de la época que se funden con la orquesta, así como una serie de maquinaria escénica a pequeña escala, ha señalado Sanz.Ha añadido que también 'se ha hecho un gran esfuerzo por hacer un vestuario fresco, divertido pero con una identificación clarísima con la pintura de la época, con Velázquez y la Corte española y con los pintores franceses del momento'.
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