lunes, 11 de diciembre de 2006

Opinión

OBITUARIO DE UN DICTADOR

No podíamos conocer mejor noticia el pasado 10 de diciembre, en el que conmemorábamos el Dia Internacional de los Derechos Humanos, que la muerte de Augusto Pinochet, responsable de la tortura y asesinato de miles de chilenos, durante los diecisiete años de su régimen dictatorial, apoyado directa o indirectamente por los gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica.
Una dictadura que acabó sanguinariamente con la Democracia popular encabezada por el Presidente Allende, ese “hombre de la paz” como lo llamó Benedetti, y que para matarlo “para golpear su frente limpia de pesadillas/ tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte/ matar y matar más, para seguir matando”
Es nuestra obligación como demócratas y personas de izquierdas no pasar por alto esta muerte de otro dictador, también en la cama como el nuestro, que acabó con generaciones enteras de jóvenes de izquierdas, inquietos, con ilusiones y con ganas de futuro, y rendirles un homenaje y emocionado recuerdo en esta fecha.
Un futuro abortado cruentamente por las prácticas calculadas de exterminio de hombres y mujeres, cuyas Madres “madres de madres/ abuelas y madres/ madres sin hijos/ todas como lamparitas persiguiendo el sol”(Pedro Guerra), levantaron la losa del silencio con la que el régimen se había propuesto enterrar para siempre a sus muertos.
Esperando que en España aprendamos la lección de la recuperación de la memoria histórica desarrollada en Chile, sin leyes de punto final, sin impunidad, sin venganza, y sin desmemoria, no podemos cerrar este obituario sin hacer hablar de nuevo al compañero Benedetti: “se acabó el monstruo prócer/se acabó para siempre/ vamos a festejarlo/ a no ponernos tibios/ a no creer que éste/ es un muerto cualquiera”
Angel Luis Castellano Bobillo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tranquilo hombre, el dia que se muera carrillo yo también lo celebrare

Anónimo dijo...

Y cuando muera Castro,¿Qué nos dirá IU?