Los vecinos de la calle están cansados de quejarse a las instituciones y autoridades competentes porque sus casas corren graves peligros entre otros de salubridad.
Desde hace ocho años el administrador de una empresa encargada de construir hoteles de lujo empezó a comprar casas en la zona, pero hubo vecinos que no quisieron vender. Las casas que suponen riesgos de hundimiento, abandonadas, ocupadas por personas que manejan drogas, que ensucian, molestan, pintan las fachadas, extorsionan a los vecinos y maltratan a los estudiantes, esas casas que se ven en las fotos, son precisamente las compradas.
No hay que ser un lince para darse cuenta de la situación que vienen sosteniendo los vecinos que decidieron no vender. A estas alturas es un claro caso de “ mobbing” inmobiliario: se presiona al personal del barrio para que, por unos motivos o por otros, abandone su domicilio y venda. Este hecho de por sí grave e intolerable se acentúa más si cabe al estar situado en una zona escolar. Los vecinos no saben qué hacer. Cuando llaman a la policía por sentirse impotentes no reciben respuesta y nada cambia, de hecho llevan así años.
El comienzo del curso escolar está a la vuelta de la esquina ¿alguien piensa en los alumnos de la zona?, aunque lo más importante son los vecinos que viven permanentemente en sus casas soportando tanta dejadez, olvido, abandono viendo cómo su barrio se convierte en un vertedero dentro de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad y candidata a ser Capital Europea de la Cultura en 2016
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