Día de Don Valentín
Me lo encontré hace unos días esperando el avión en el aeropuerto de Munich cabizbajo, con aspecto cansado y una samsonite muy viajada. Estaba solo y me acerqué a saludarle pensando que no se acordaría de mí a pesar de que le conocí hace 20 años en los cursos que organizaba en Cardona, el pueblo de su mujer, donde pasaba unos días de vacaciones todos los veranos. Nos reunía en el cine del lugar, de espartanas butacas de madera. La primera vez no éramos más de 100 médicos y él,sólo en el estrado, nos presentaba los últimos avances de sus investigaciones en USA adonde emigró en los años 70 después de estudiar medicina en su Barcelona natal.
Lo ha sido todo en nuestra especialidad: ha dirigido los mejores hospitales americanos (Clínica Mayo y Mount Sinai); fue catedrático en Harvard pero volvió a Nueva York para seguir haciendo lo que más desea: ver pacientes. Destinó el importe del premio Príncipe de Asturias de Investigación a instituir en su hospital una planta para enfermos sin recursos. Apuesta por la Sanidad pública en USA donde el 30% de sus ciudadanos no tiene seguro médico. Fue asesor de de Clinton en éste vital asunto.
Ha presidido las sociedades norteamericana y mundial de Cardiología y actualmente dirige el Centro Nacional de Enfermedades Cardiovasculares.Ha publicado infinidad de trabajos punteros y editado los mejores libros de medicina.
Descubrió lo que pasa en las arterias coronarias cuando sufrimos un infarto de miocardio. Su trabajo en el New England Journal of Medicine es ya un clásico. Recuerdo la cara de sorpresa que poníamos los asistentes a la presentación de sus teorías en Cardona. Todavía nos sigue entusiasmando con la energía y sencillez con la que presenta sus investigaciones.
Dice con socarronería catalana que para vivir más tendríamos que hacer tres cosas: no respirar, no comer y no tomar el sol. La energía que necesitamos la producimos mediante reacciones de oxidación que nos aherrumbran las arterias como un clavo a la intemperie. Las radiaciones solares machacan el ADN. Vivimos en un ambiente biológicamente hostil.
Este domingo se celebra el Día Mundial del Corazón. Seguro que le veremos en la prensa y en la tele con su flequillo y su camisa de rayas con cuello blanco. Se llama Valentín Fuster de Carulla.
El otro día en Munich me preguntó qué tal me iba por Cuenca.
Me lo encontré hace unos días esperando el avión en el aeropuerto de Munich cabizbajo, con aspecto cansado y una samsonite muy viajada. Estaba solo y me acerqué a saludarle pensando que no se acordaría de mí a pesar de que le conocí hace 20 años en los cursos que organizaba en Cardona, el pueblo de su mujer, donde pasaba unos días de vacaciones todos los veranos. Nos reunía en el cine del lugar, de espartanas butacas de madera. La primera vez no éramos más de 100 médicos y él,sólo en el estrado, nos presentaba los últimos avances de sus investigaciones en USA adonde emigró en los años 70 después de estudiar medicina en su Barcelona natal.
Lo ha sido todo en nuestra especialidad: ha dirigido los mejores hospitales americanos (Clínica Mayo y Mount Sinai); fue catedrático en Harvard pero volvió a Nueva York para seguir haciendo lo que más desea: ver pacientes. Destinó el importe del premio Príncipe de Asturias de Investigación a instituir en su hospital una planta para enfermos sin recursos. Apuesta por la Sanidad pública en USA donde el 30% de sus ciudadanos no tiene seguro médico. Fue asesor de de Clinton en éste vital asunto.
Ha presidido las sociedades norteamericana y mundial de Cardiología y actualmente dirige el Centro Nacional de Enfermedades Cardiovasculares.Ha publicado infinidad de trabajos punteros y editado los mejores libros de medicina.
Descubrió lo que pasa en las arterias coronarias cuando sufrimos un infarto de miocardio. Su trabajo en el New England Journal of Medicine es ya un clásico. Recuerdo la cara de sorpresa que poníamos los asistentes a la presentación de sus teorías en Cardona. Todavía nos sigue entusiasmando con la energía y sencillez con la que presenta sus investigaciones.
Dice con socarronería catalana que para vivir más tendríamos que hacer tres cosas: no respirar, no comer y no tomar el sol. La energía que necesitamos la producimos mediante reacciones de oxidación que nos aherrumbran las arterias como un clavo a la intemperie. Las radiaciones solares machacan el ADN. Vivimos en un ambiente biológicamente hostil.
Este domingo se celebra el Día Mundial del Corazón. Seguro que le veremos en la prensa y en la tele con su flequillo y su camisa de rayas con cuello blanco. Se llama Valentín Fuster de Carulla.
El otro día en Munich me preguntó qué tal me iba por Cuenca.
Antonio Melero Pita
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