Artículo de Opinión

Otoño revuelto

Cospedal va a salir mucho en la tele. No por su labor de oposición en C-LM sino en su condición de secretaria general del PP. Menuda carrera lleva la "albaceteña". Barreda no va a poder poner más trabas al ímpetu mediático de "la Cospe" . En el PSoe hay nervios.Pero doña Lola sabe que sus cargos tienen fecha de caducidad: si gana en 2011 tendrá que dejar de ser secre y si pierde…también. Por eso lo quiere dejar todo atado y bien atado en la región pero sin mojarse en los asuntos que a los de Cuenca nos interesan. De agua nada y de lo demás, ya veremos.La vieja guardia pepera conquense tiene sus días contados. Fran sube en el organigrama pero se le acumulan los problemas en el terruño. Ha aprendido mucho en este año y pico y sabe que, para pagar las nóminas y limpiar las calles, hace falta algo más que buena voluntad.En octubre la gente va a estar muy cabreada con la VISA machacada y va a ser mejor que la culpa la tenga otro. Algo así como el ¡¡¡Rusia es culpable!!! de Serrano Suñer en el balcón de la calle Alcalá en 1941. Pero culpable de todo: de la guerra, de llevarse el oro, de la sequía, del hambre y la miseria.Hay que enardecer a las masas con un motivo. Lo tienen: la ubicación de la estación del AVE. El reo también: cualquiera que diga lo contrario. Y, de momento, tanto PP como PSOE se han pronunciado claramente. De hecho cuando un servidor era concejal ni le invitaron a opinar.Cuando en el horno no quepa ni un bollo ni haya para un colín en la faltriquera será el momento para que los que nunca han mirado más allá de su bolsillo hagan su octubre.Los problemas de Cuenca exigen otras soluciones que no pasan por la mala leche sino por las ideas, la generosidad y la altura de miras que, en este caso, significa ver más allá de Cabrejas y de la Tórdiga.Nuestro alcalde parece que lo tiene claro: de su periplo viajero como presidente de las ciudades Patrimonio de la Humanidad implementaría en Cuenca… el carril bici.Parturient montes, nascetur ridiculus mus. En octubre ni mus ni pollas. Y a ver quien aguanta el órdago.

Antonio Melero Pita