
El 22 de julio de 1998 Antonio Saura fallecía en su casa en Cuenca a los 67 años de edad. El pintor aragonés sucumbía así a una leucemia que se le había detectado tan solo un año antes. Con su muerte, España perdía a uno de los pintores sustanciales del siglo XX, una figura irrepetible y de gran influencia en todas las generaciones de artistas que vinieron después.
Saura nace en Huesca en 1930. empieza a pintar y a escribir en Madrid, en 1947, mientras permanece inmovilizado durante cinco años, enfermo de tuberculosis. Primeros tanteos y primeras pinturas experimentales. Reivindica la influencia de Arp y de Tanguy, distinguiéndose sin embargo con un estilo muy personal; realiza numerosos dibujos y pinturas de carácter onírico y surrealista, principalmente representaciones de paisajes imaginarios, creando una materia plana, lisa, y rica en color. Primer viaje a París en 1952. Sucesivas estancias en París en 1954 y 1955. En esta segunda ocasión, conoce a Benjamin Péret y frecuenta el grupo surrealista del que se distancia pronto en compañía de su amigo el pintor Simon Hantaï. Emplea la técnica del grattage, adopta un estilo gestual y hace una pintura radicalmente abstracta, colorista, de concepción orgánica y aleatoria. Empieza a pintar ocupando el espacio del lienzo de varias y muy distintas maneras, creando estructuras formales propias que desde ese momento no cesará nunca de desarrollar. Aparecen las primeras formas que pronto se volverán arquetipos del cuerpo de la mujer o de la figura humana. Estos son dos temas fundamentales que dominarán lo esencial de su obra. A partir de 1956, Saura inicia sus grandes series: Damas, Desnudos, Autorretratos, Sudarios, Crucifixiones, que pinta tanto sobre tela como sobre papel. Funda en Madrid el grupo El Paso en 1957, y lo dirige hasta su disolución en 1960. Conoce a Michel Tapié. Primera exposición individual en la galería de Rodolphe Stadler en París, donde expondrá regularmente durante toda su vida. A través de Stadler conoce a Otto van de Loo en Munich y a Pierre Matisse en Nueva York, quienes expondrán su obra y también le representarán. Limita su paleta al uso de negros, grises y marrones. Se afirma en un estilo propio e independiente de los movimientos y tendencias de su generación. Su obra se inscribe en la línea de Velázquez y de Goya. Sus cuadros entran en los grandes museos. A partir de 1959, desarrolla una obra gráfica prolífica y se distingue como ilustrador original en numerosos libros tales como Don Quijote de Cervantes, 1984 de Orwell, Pinocho en la adaptación de Nöstingler, Diarios de Kafka, Trois visions de Quevedo, y muchos más. En 1960 empieza a esculpir creando obras compuestas con elementos de metal soldados, que representan la figura humana, personajes y crucifixiones. En 1967 se instala definitivamente en París. Se implica en la oposición a la dictadura franquista y participa en numerosos debates y polémicas tanto en el campo de la política como en el de la estética y la creación artística. Amplía su registro temático y pictórico. Aparecen, junto a las Mujer-sillón, las series Retrato imaginario, El Perro de Goya y Retrato imaginario de Goya. En 1971 abandona la pintura sobre lienzo (que retomará en 1979) para dedicarse a la escritura, al dibujo y a la pintura sobre papel. A partir de 1977 inicia la publicación de sus escritos. Realiza varias escenografías para el teatro, el ballet y la ópera. Desde 1983 hasta su prematura muerte, retoma y desarrolla magistralmente el conjunto de sus temas y figuras creando, quizá, lo mejor de su obra.
Antonio Saura fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Castilla-La Mancha, la cual ha dado su nombre al edificio de la ciudad de Cuenca que alberga la Facultad de Bellas Artes, una de las más modernas y funcionales de España.
También en Cuenca, en la Casa Zavala, tiene su sede la Fundación Antonio Saura, auspiciada por los hermanos del pintor y las instituciones locales, regionales y nacionales. Esta fundación, creada después de la muerte del pintor y en contra de sus disposiciones testamentarias, adquirió sin embargo plena personalidad jurídica en diciembre de 2005, cuando el Tribunal Supremo validó su inscripción.
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