Artículo de Opinión

Don sin Din, cojones en latín

Junio es un mes pasional. Y no me refiero a asuntos religiosos, que para eso ya está la Semana Santa , o el Ramadán si queremos ser políticamente correctos en un estado a-confesional, que no laico. La cruz de junio es la declaración de la renta, cuestión cívica que obliga a decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Esa que el Cireneo-Solbes dice hacernos más llevadera quitándonos ,en cómodos plazos, los 400 euros de la última subasta electoral mientras el Euribor, la inflación, la tasa de desempleo y el precio de la gasolina cabalgan como jinetes de un apocalipsis que se cierne sobre los bolsillos del personal antes llamado contribuyente.
Junio es también el mes de las tasas municipales, que llegan con San Juán como el cuponazo de la ONCE. Con junio viene también la extraordinaria, esa que Franco pagaba el 18 de julio, si es que la deja pasar Cabrejas la huelga de transportistas-muy-cabreados.
Este junio pintan bastos económicos incluso para el Excmo.Ayto., que es la casa de todos. Con el viejo truco del panen et circensis, Bob viene a cantar por 450 mil , mientras en Pza.Mayor 1 suenan las alarmas que dicen que la cosa está jodida. Y es que, para un alcalde español buscar dineros es harto difícil. Sobre todo en ciudades con actividad económica subsidiada o tendente a cero.
Dicen los legisladores que hay que hacer ya esa segunda transición que quitará cuartos a los sultanatos autonómicos para dárselos a los concejos indigentes. No veo yo a los visires cediendo sus parias. Pero de las castas, corralitos y canonjías que nos han salido en España con cargo al estado de las autonomías ,hablaremos otro día.
Además de exigir financiación, que procede, hay que gestionar la que se tiene, que es lo primero, y apretarse el cinturón, como buen padre de familia, cuando toca. Y no es apretarse el cinturón subirse el sueldo, asignar sueldo a todos los concejales, 25 donde antes había 21, y crear más puestos de confianza a 60 mil, aunque se haga a principios de legislatura para que duela menos.
No se ahorra dinero demorando la gestión de un convenio, como el firmado para la rehabilitación del centro histórico de Cuenca, rubricado a principios de 2007, con financiación autonómica y estatal : esos dineros debieran estar operativos desde hace meses. Tampoco ahorra el ayuntamiento de Cuenca privando a dicho plan de financiación con cargo al Consorcio Ciudad de Cuenca, en contra de lo que se está haciendo en Santiago de Compostela o Toledo, donde se ha afrontado esta cuestión sin tener que viajar a Japón.

Antonio Melero Pita