lunes, 5 de noviembre de 2007

Concentración contra la violencia de género

Esta vez ha sido una mujer china la víctima mortal de la violencia de género en nuestro país, resultando unas 65 mujeres asesinadas hasta ahora por este terrorismo machista que sigue campando a sus anchas por todo el territorio humano, en cualquier civilización actual.
Es fundamental que tanto mujeres como hombres comprendan que la violencia de género dificulta seriamente el desarrollo de la sociedad. La violencia de género es, además de la vulneración de los derechos humanos de las mujeres víctimas de esa violencia, un grave obstáculo que impide el desarrollo social y humano en libertad de más de la mitad de la población.
Dado que el origen de la violencia de género es la discriminación y la desigualdad, si mejoramos la autonomía e independencia de las mujeres contribuiremos al equilibrio de poder entre hombres y mujeres, garantizando de esta manera que las mujeres tengan más dominio sobre ellas mismas.
Hay que cambiar la visión restringida de lo que es la violencia, no reduciéndola a la violencia física (golpes o heridas). Hay que revisar los modelos masculinos y femeninos cuestionando ideas tradicionales de lo que debe ser un hombre (agresivo) y una mujer (sumisa). Hay que comprender que la violencia de género es peligrosa para la sociedad en su conjunto; no debemos minimizar el problema restándole importancia porque podemos acabar mirando para otro lado. Hay que saber detectar la violencia y actuar contra ella a tiempo. Tenemos que asumir la responsabilidad de educar a favor de la igualdad y contra la violencia en las familias. Hay que cambiar actitudes y comportamientos cotidianos que hacen comentarios humillantes o chistes de mal gusto contra las mujeres. No podemos consentir publicidad que incite a la violencia ni a la utilización de la mujer como un objeto, ni publicidad sexista con los juguetes, con las ropas, con las músicas, etc.
Para hacer de la igualdad de mujeres y hombres un criterio imprescindible dentro de nuestra democracia, los hombres y las mujeres deben implicarse en el problema, desde sus trabajos, desde sus ocios, sus familias, sus amigos, exigiendo que se trate este asunto en los colegios e institutos de sus hijos, hablando de ello en los bares o en las paradas del autobús. Poner fin al silencio es el primer paso para reconocer el problema y poder buscar soluciones que a todos nos convienen.

Área de la mujer de Izquierda Unida

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