jueves, 2 de agosto de 2007

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Artimañas en Democracia

No sé si el pequeño pueblo de Valdemeca, en cuanto a política se refiere, podría ponerse como ejemplo de esta España tan desangelada que estamos viviendo o como ejemplo de la condición humana en general.

Somos, o al menos creíamos ser, un pueblo que funcionaba bien. Como otros pequeños municipios de la Serranía Conquense parcheando, con mayor o menor fortuna, las necesidades con los escasos fondos que llegan de las administraciones superiores. La diferencia la marcaba la posesión de un ideario propio y coherente que nosotros sentíamos ausente en otros ayuntamientos cercanos. Ser conscientes del peso del pasado y las formas de vida tradicional, pero sobre todo, sentir respeto por nuestro presente como pueblo ( algo tan difícil en algunos lugares desalojados por la emigración en décadas pasadas, pero que supone la mejor forma de encarar el futuro ) y apostar por la “modernidad” que requieren los tiempos: una visión ecológica de la existencia, la apuesta de un desarrollo sostenible y no avasallador, la implicación en los proyectos y servicios a nivel comarcal, y nuestra fé en el nuevo Parque Natural de la Serranía como motores del desarrollo rural. En definitiva, un pueblo orgulloso y no un pueblo amedrentado deseando que alguien viniera a rescatarnos ( por supuesto no todo el mundo compartía o entendía el compromiso. Todo proyecto coherente y ajeno a amiguismos deja su ración de ofendidos).

Ahora, tal y como se han desarrollado las últimas elecciones municipales, vemos peligrar este proyecto de futuro, con la consiguiente tristeza sobre todo cuando sentimos que los cambios en el ayuntamiento no se corresponden exactamente con la voluntad popular (al fin y al cabo dueña de las urnas).
Hemos sido uno de los pocos municipios que han aparecido en la prensa nacional por el sospechoso aumento en el censo electoral (alrededor de un 40% de incremento en los meses previos a las elecciones municipales), siendo requeridos en la Oficina del Censo para justificar dicho aumento, pero sin haber recibido ninguna ayuda por parte de las instituciones para establecer medidas de control ante semejante avalancha.
Curiosamente, se orquestó una candidatura del PSOE a espaldas del único candidato fiel y concejal de esa formación durante más de veinte años. A primera vista pareció dar resultado: dos concejales del PP, los del PSOE y uno de IU; en un mundo racional la alcaldía era del PSOE. Pero aquí a nadie sorprendió (quizá en las sedes provinciales sí) un alcalde del PP con la unanimidad de los votos del PSOE.

Duele comprobar que, para una vez que se ha alcanzado la insólita cifra del 96% de participación en las urnas, sea la venganza el motor que se esconde detrás de muchos de los votos. No se si la fé mueve montañas, pero está claro que la venganza es capaz de escarbar debajo de las piedras y levantar una ventolera capaz de arrastrar a gente bienintencionada pero poco ducha en estas tretas, con tal de conseguir su recompensa.
Lamentablemente, cuando se trata de egoísmos personales no gana la racionalidad ni la justicia ni, sobre todo, gana la democracia ni el pueblo. Por eso, y no por las “rencillas tan de pueblo” (las constantes habladurías, las vejaciones hacia el anterior alcalde y compañero de IU, las rencillas de los “ofendidos”, los odios que avivan la constante proximidad), sí creo que el caso es merecedor de aparecer en prensa por los hechos tan singulares que en él ocurren y que a la vez son tan representativos de lo acaecido en las últimas elecciones a lo largo de todo el territorio nacional.

Uno quisiera creer, aunque a veces la fé flaquea, que no siempre la conspiración y las rencillas personales van a prevalecer sobre un trabajo coherente y bien hecho. Pero en fin, como diría uno de esos personajes de Forges con la espalda encorvada: ¡PAÍS!, (perdón, ¡PUEBLO!)



Fdo.: L. Reyes San Miguel Zafrilla
Concejal de IU en el Ayuntamiento de Valdemeca

No hay comentarios: