jueves, 3 de mayo de 2007

Dos Conquenses en el Círculo Polar Artico

La mañana del 2 de abril partimos desde la terminal 4 del aeropuerto de Barajas hacia Helsinki, capital de Finlandia. Desde allí, con la compañía aérea Finair, pusimos rumbo mas al norte, al aeropuerto ubicado en Rovaniemi, la capital de Laponia, ciudad en habitantes similar a Cuenca y próxima al Círculo Polar Artico. Una población fundada en 1960 sobre las cenizas tras la quema de sus casas por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Su plano tiene la intencionada similitud al asta de su animal más representativo, el reno. Su país también es joven, pues se independizó en 1918.
Formamos un grupo de setenta personas que, además de ser compañeros de trabajo, nos une el afán aventurero y las ganas y deseos de conocer nuevos y exclusivos lugares alejados de típicos convencionalismos. A la hora de elegir este inusual destino influyó el hecho de celebrarse el Año Polar Internacional, acontecimiento que no se celebraba desde hacía medio siglo (1882), y solo ha tenido lugar anteriormente en otras 3 ocasiones, siendo esta la primera ocasión en la que España participa con 17 proyectos y 220 investigadores, que se unen a otros 60 paises.
Rovaniemi recibe multitud de visitantes durante todo el año interesados en visitar, como nosotros hicimos, la villa de Papá Noel. Allí le puedes conocer, charlar y fotografiarte con él. Si le dejas tu dirección, o la de los niños que más quieres, recibirán una carta personal de Papá Noel, fechada, firmada y sellada desde su poblado las próximas navidades.
Otra visita obligada es el Museo Arkticum que recoge materiales, fotografías, textos, grabados y objetos de todo tipo recordando la historia de Laponia y la forma de vivir de sus gentes.
Pero lo mas espectacular es su país, tierras nevadas donde sus rios y lagos permanecen helados (y transitables) durante la mayor parte del año, recordemos que el Círculo Polar delimita el extremo del día solar del solsticio de verano y la noche solar del solsticio de invierno durante los cuales el sol se pone las 24 horas. La temperatura media anual es de 0 grados y puede llegar a bajar hasta los -45 grados.
Las actividades que los guías lapones nos prepararon pasaron por pescar en lagos helados, montar en trineo de huskies, comer sus platos autóctonos (reno, setas silvestres... ) someternos a una asfixiante sesión de sauna en una cabaña de madera y zambullirnos seguidamente en un agujero practicado en el lago helado, darnos un paseo en trineos tirados por renos, tuvimos nuestra ceremonia de cruce del Circulo Polar oficiada por un chamán lapón, nos desplazamos hasta Kemi para visitar el hotel construido únicamente de hielo donde pernoctar cuesta 120 € y lo más emocionante, con un equipo de ropa especial preparados para soportar temperaturas de hasta –70 grados,. nos desplazamos en motonieves sobre la banquisa al encuentro del barco rompehielos. Ese día tuvimos tormenta del norte que trajo ventisca de nieve que a punto estuvo de desbaratarnos todos los planes. No obstante llegamos a duras penas hasta el barco donde, después de comer y reponernos, nos sumergimos en el mar helado.
La sensación de navegar en un rompehielos es imponente pues percibes las vibraciones y sientes el empuje del barco rompiendo el mar helado. Cuando se detiene, baja las escalerillas y descendemos a la banquisa, eres consciente que bajo tus pies, y tras un bloque de hielo, hay centenares de metros de profundidad del mar. Esta sensación es indescriptible.
Con nosotros estuvo Irene Villa, tristemente conocida por sufrir en sus carnes la sinrazón de los asesinos. Aprovechando tan excepcional oportunidad rendimos un minuto de silencio por todas las víctimas del terrorismo sobre el mar helado, en torno a la bandera de España y unas velas que, por la tormenta, no pudimos encender. La bandera de Cuenca que nuestro alcalde nos entregó, también ondeó en tan emotivo acto en este remoto lugar, a tantos kilómetros alejados de casa.

Agrimiro Saiz
Pilar Crespo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso es hacer conquesismo