Luz Casal nació en A Coruña, pero creció en Asturias donde vivió su niñez y adolescencia. Porque en cuanto tuvo capacidad de decisión se trasladó a Madrid que es donde se movía ese mundillo musical en el que quería integrarse. Durante algún tiempo hizo coros e incluso empezó a aparecer su nombre en reseñas y comentarios aunque por aquel tiempo alguien pretendió bautizarla como Luzz, con doble zeta final, quizás para hacer más exótico su nombre.
En 1980 llegó la primera oportunidad. El sello Philips estaba, como todos, interesado en la movida y buscaba nuevos talentos, aunque sin correr riesgos. Por eso, mientras otros sellos se lanzaban a promover nuevos nombres a base de discos grandes, ellos testaban el mercado con discos pequeños para ver la reacción del público. Y pagaron su error, porque Luz tan solo grabó con ellos un single, “El ascensor”, y pasó inmediatamente a otro sello, Zafiro, que le ofrecía la posibilidad de desplegar todas sus posibilidades en discos grandes.
“El ascensor” fue tan solo un single, pero le ganó el respeto de la industria. Mereció el premio de la crítica del año 80 como revelación e hizo que empezara a trabajar con Rosendo y Leño, haciendo coros en sus grabaciones y compartiendo escenarios. En 1982 editó su primer álbum, con el simple título de “Luz” y producción de Carlos Nerea. Había una excelente nómina de autores, como Ramoncín, los “asfaltos” José Luis Jiménez y Lele Laína, Roque Narvaja, Sergio Castillo y la propia Luz, que participaban en la composición de ocho de los nueve temas del álbum. Ya era una obra seria, aunque no se convirtiera en pasto de radiofórmulas.
Ese mismo año Luz vivió otro acontecimiento. Con un solo disco publica, la seleccionan, junto con Leño, para abrir los conciertos de la gira “El rock de una noche de verano” de Miguel Ríos, hasta aquel momento la mayor gira que se realizaba en el mundo de la música española. Luz se patea media España, sale al escenario cuando todavía hay luz natural, pero consigue interesar a esos cientos de miles de asistentes que sumó la triunfal gira. Y sale reforzada de la experiencia. En 1984, cuando publica su segundo disco “los ojos del gato”, entre los compositores y colaboradores hay gente del equipo de la gira como el holandés Thijs van Leer, Tato Gómez, Sergio Castillo. Pero también están Hilario Camacho o Manolo Tena con Jaime Asúa, embarcados por entonces en Alarma!!!
“Los ojos del gato” consigue que el nombre de Luz se diga con respeto y canciones como la de que daba título al álbum o “Detrás de tu mirada” empiezan a frecuentar las listas de programación de las radios más escuchadas. En 1985 aparece “Luz III” y con “Rufino” el éxito popular. La ocurrente letra de la “vainica” Carmen Santonja capta el interés de los aficionados, aunque en el disco hay temas de mayor hondura, como “Una décima de segundo” de Antonio Vega o “Deseo en silencio” donde Luz colabora con Antonio y con Santiago Auserón, tres primeras espadas del rock español de los ochenta.
“Quiéreme aunque te duela”, su último disco con Zafiro, en 1987, se convirtió inmediatamente en un clásico. Hubiera bastado con la canción que le daba título, pero dentro había mucho más. Luz estaba descubriendo su propio interior y de esa introspección extraía una hondura en la forma de cantar que es marca de la casa. Luz canta como nadie en España. Tiene ya su propia línea y las grandes compañías empiezan a pujar por ella. Por eso su quinto disco, titulado simplemente “V”, y aparecido en 1989 está editado por Hispavox.
Es una nueva etapa y así lo comprenden todos. Luz cambia de sello y también de línea. Ya no sigue con Carlos Nerea que ha sido su productor de los cuatro primeros álbumes, y empieza su etapa con Paco Trinidad. Fruto de esta colaboración son canciones como “Te dejé marchar”, que firman dos de los componentes de Hombres G, y “No me importa nada” de Pancho y Gloria Varona. Son dos títulos que marcarán profundamente a Luz y a su audiencia. Han pasado quince años y siguen siendo imprescindibles en su repertorio. Con “V”, Luz entra en la madurez musical.
De nuevo hay que esperar dos años para tener una nueva entrega discográfica de Luz. Pero es también la época en que empiezan a llegar los reconocimientos oficiales. Luz puede presumir de cuatro premios ondas, de diversos premios “Amigo” y “Premios de la Música” además de profusión de discos de oro y platino, cuya relación sería pura matemática y nos apartaría de este repaso a su itinerario profesional.
Itinerario que por cierto, en este año, toma decisión provisional para cantar un bolero y una vieja canción de Mina que parecían fuera de su mundo musical. Lo que ocurre es que cuando Luz los canta, ambos temas pasan a integrarse a su propio estilo como si estuvieran recién escritas para ella. Hablamos de los dos temas que pedro Almodóvar le pide para la banda sonora de “Tacones Lejanos”, donde Luz no aparece en imagen pero sí en esa banda sonora cargada de intenso dramatismo.
Las canciones son “Piensa en mí”, un bolero del mexicano Agustín Lara, que nunca había sonado así y que, desde entonces, nadie quiere escuchar de otra forma como lo recreó Luz para la banda sonora. El otro tema es “Un año de amor”, una preciosa pero semidesconocida canción de la italiana Mina que el gran público no había descubierto y que con la versión de Luz pasó a integrarse entre las canciones favoritas de esos primeros noventa.
A Luz le llegaron entonces sugerencias para que hiciera un disco de boleros, o al menos de baladas sentimentales ya conocidas porque los resultados económicos de “A contraluz” y de “Piensa en mí” fueron impresionantes. Pero ella sabía que aquello era solo un leve desvío en una línea musical exigente y honesta que se había propuesto desde había tiempo. Si repasamos la discografía “oficial” de Luz, descubriremos que su siguiente álbum, el séptimo de su carrera, no llegaría hasta 1995, cuatro después de “A contraluz”.
Y aunque el dato es exacto, los grandes aficionados, los fans más fieles de Luz guardan en su corazón, y en el lugar mas seguro de su discoteca, una pequeña joyita en forma de mini CD con tan solo cuatro canciones titulado “Y Luz iluminó las Fallas” en edición especial para Los 40 principales que recogen una pequeña parte de su concierto en las fiestas valencianas de marzo de 1993. Allí estaban “Un año de amor”, “Es por ti”, “Piensa en mí” y “No me importa nada” aclamadas por el público y, por primera vez en su discografía, en riguroso directo.
Por fin, en 1995 se editó “Como la flor prometida”, uno de los discos más ansiados y esperados del pop español de los noventa. Y no defraudó .
Canciones como “Entre mis recuerdos”, “Como la lluvia al sol” o la que da título al disco demostraron a sus seguidores que lo del bolero había sido un gran éxito, pero que no les iba a cambiar a su Luz de siempre. A partir de ese momentos, lo discos de Luz se espacian más en el tiempo. La explicación es bien sencilla: además de exigirse hasta la perfección, nuevos triunfos en otro mercados le obligan a dedicar más tiempo a viajes, giras y conciertos que a la composición reflexiva y la grabación cuidadosa de sus discos.
En 1996 aceptó la invitación de Carlos Núñez para participar en su álbum “A irmandade das estrelas” y tuvo la fortuna de poder trabajar junto al gran músico gallego y al guitarrista norteamericano Ry Cooder con una canción definitiva: “Negra sombra”, casi un oficioso himno de su Galicia natal sobre el bellísimo texto de Rosalía de Castro hermanado con la melodía de un antiguo “alalá”, el formato más dulce de todo el folklore gallego, y que su adaptador, Juan Montes había estrenado en 1982, más de un siglo antes de la versión de Luz con Carlos Núñez y Ry Cooder.
Ese mismo años se publicó un doble CD con el título “pequeños y grandes éxitos” que repasaba, con notable acierto, la carrera musical de los entonces quinces años de carrera discográfica de Luz. Fueron un total de treinta canciones, incluyendo el entonces reciente “Negra sombra”, que permitían admirar la evolución artística y personal de la cantante, compositora y ya productora de sus discos.
1999 vio su gran éxito en Francia, donde consiguió vender 250.000 copias de un recopilatorio en el que aparecían “No me importa nada”, “Es por ti” y “Entre mis recuerdos” interpretadas en francés, temas que fueron la base de su espectáculo de ese mismo año del Olympia de París. Fue ese año el que la vio reaparecer en su disco en nuestro país con “Un mar de confianza”,
Es un disco sereno y lleno de magia, como las propias fotografía de Cristina García Rodero en blanco y negro tomadas en el Playón de Bayas, de esa Asturias que la vio crecer. Luz se mostraba en una espléndida plenitud como intérprete y como compositora y aunque es uno de esos discos que hay que contemplar en su totalidad para apreciarlo en todas sus dimensiones, algunos recordarán “Mi confianza” como la canción más difundida del álbum.
Luz saludó el nuevo siglo con su primera incursión en el cine, si no contabilizamos las canciones que interpretó en “Tacones lejanos”. Se trataba de poner música a “El bosque animado”, un filme basado en la obra homónima de Wenceslao Fernández Flórez. Luz escribió expresamente para la película un rock, “Tu bosque animado” y una balada “Palabra amor”. Las interpretó a su manera, con un grupo de rock, pero añadió dos nuevas pinceladas en la banda sonora que resultan dos interesantísimos documentos: “Eres tú” y “Un día marrón” interpretadas de nuevo con el acompañamiento de una orquesta sinfónica. Hay que escucharlas para descubrir los mil matices de Luz y sus canciones.
Y llega 2002 y con él el primer trabajo de Luz para el siglo XXI. Se titula “Con otra mirada” y hace el número diez de los discos completos de Luz, si contabilizamos el doble de “Pequeños y grandes éxitos”. Tres años se ha tomado Luz para prepararlo, aunque hay que tener en cuenta que en medio dedicó su talento a la banda sonora de “El bosque animado”. Ahora vuelve la Luz que en estos últimos veinte años ha sabido buscarse un lugar propio en la música española. La que ha sabido resistir las tentaciones del éxito fácil y seguro para seguir buceando en su interior y darnos toda la música que lleva dentro.
Para aquellos conquenses que no hayan adquirido sus entradas, indicarles que están agotadas pocas horas después de ponerse a la venta, debido en gran parte, al gran numero de invitaciones que ha tenido que realizar el ayuntamiento para los patrocinadores del X aniversario.
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