martes, 5 de septiembre de 2006

Agueda de la Pisa expone 'De olas y auroras' en la Fundación Antonio Pérez

Águeda de la Pisa inicia sus estudios de dibujo con Eugenio Ramos Sanz, en el instituto Zorrilla de Valladolid, entre 1956 y 1957. En Madrid estudia dibujo y pintura con Eduardo Peña, alternando y completando su formación en la Escuela de Artes y Oficios y en el Círculo de Bellas Artes.En la década de los setenta comienza a frecuentar ambientes artísticos, conociendo a pintores de otras generaciones con los que mantendrá una profunda amistad a lo largo de los años. Entre ellos destacan Juan Manuel Díaz-Caneja, Sempere, Gustavo Torner y Antonio Lorenzo, del Grupo de Cuenca; y con estudiosos como Santiago Amón, quien teorizó profundamente sobre su pintura.A comienzos de esa década, su obra experimenta una profunda evolución, abandonando paulatinamente la figuración para elaborar una pintura abstracta. Esta tendencia le proporciona gran libertad de ejecución, ayudándole a provocar la imaginación y a eliminar cualquier elemento anecdótico de su pintura anterior. En 1973 entra en contacto con la Galería Kreisler Dos, donde encuentra el ambiente propicio para el desarrollo de sus ideas artísticas, y ese mismo año realiza una exposición denominada 'Hombre Máquina'. La artista enriquece su obra con el conocimiento de otras culturas y, tras una primera estancia en Nueva York, toma contacto con la pintura americana, produciéndose otro cambio en su obra. De las formas humanas próximas a los ingenios fantásticos, su pintura evoluciona hacia los amplios espacios, hacia las formas planas con precisos matices de gradación de color. Pollock, Rothko o De Kooning, entre otros, le llevan a encontrar este nuevo lenguaje.A comienzos de la década de los ochenta sustituye el óleo por el acrílico, ya que su obra le pedía una cierta rapidez; también es cuando, de forma casual, descubre las posibilidades de libertad de ejecución que le ofrece el collage, introduciendo, por primera vez en su obra, cintas bahianas tras su participación en la Bienal de Sao Paulo. Entre 1987 y 1990 hay un paréntesis en la pintura de Agueda de la Pisa, ya que vuelve a introducir elementos de referencias figurativas. Se trata de sus series 'Hojas' y 'Cometas': signos, rectángulos y triángulos se nos muestran ingrávidos en el soporte, perdiendo toda connotación realista.La armónica evolución de toda su carrera la consigue siendo fiel a sus personales principios estéticos. Su siguiente serie o tercer periodo abstracto, 'Rectángulos Cortados' (1991), se produce por la necesidad de estructurar el espacio y de la ordenación de los elementos. En 1996 es invitada a Venecia por Ricardo Licata, a participar en un curso de grabado en la Scuola Internazionale di Gráfica. A partir de aquí, abandona la influencia de la luz de Castilla que había predominado en toda su obra anterior, comenzando con el tema del agua, en el que continúa trabajando actualmente En este nuevo periodo, el color limpio juega con las alusiones geométricas y con las superposiciones de trozos de periódicos.'Tiras', su etapa actual, surge de la necesidad de expresarse de la artista, quien corta los planos y retoma un elemento que ya había empleado veinte años atrás -las tiras bahianas- fusionando en cierto modo estos dos periodos. Parte de esa nueva forma de hacer arte puede contemplarse estos días en la Fundación Antonio Pérez.

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