martes, 21 de marzo de 2006

¿Habrá algún interés en que la Semana Santa de Cuenca pierda su "interés turístico internacional"?

La Junta de Cofradías de la Semana Santa, así como en general las personas que se encuentran dentro del "ambiente" semanasantero de Cuenca, parecen tener un especial interés por generar problemas donde no deben existir.Mientras las demás ciudades de esta autonomía, que hasta ahora contaban con "semanasantas de andar por casa", están progresando con el apoyo decidido del Gobierno Manchego, y están consiguiendo el reconocimiento incluso de las altas instituciones del Estado -en estos últimos meses se han catalogado de interés turístico nacional, las semanasantas de C. Real y Toledo, y ya veremos si se queda ahí la cosa-, en la Semana Santa de Cuenca todo parece ser inconvenientes y recortes al enorme patrimonio artístico, cultural y social heredado.Al lamentable espectáculo que vivimos hace unos años, fruto de la enemistad entre dos conductas opuestas y exhibicionistas que se dan en la Procesión de "las seis", que deparó en una posición absolutista por ambas partes y que dió lugar a una imagen bochornosa ante la opinión pública de la comunidad internacional, ahora que las cosas parecen estár algo más apagadas, llega el Presidente de la Junta de Cofradías, el Sr. Caruda, y tiene que volver a calentar la fragua con declaraciones sobre temas que los conquenses ni se plantean.Tenía que ser durante la semana del "día de la mujer" cuando de forma oportunista este señor, seguramente llevado por los muchos artículos relacionados con la plena integración de las mujeres a la vida social, familiar y laboral, tenía que destacarse con unas declaraciones más propias del político de turno en esas fechas, que de una persona que ocupa el cargo que le han encomendado las hermandades.El Sr. Caruda dijo que se debe plantear la incorporación plena de las mujeres dentro de las turbas, lo que nos parece lógico en pleno siglo XXI, pero no se paró a pensar si lo que estaba expresando responde realmente a una inquietud entre los hombres y mujeres de nuestra ciudad, que humildemente creemos que no, o si por el contrario se trataba de su afán de notoriedad y echar un nuevo leño al fuego que arde artificialmente con gran intensidad durante los años que lleva como responsable de nuestra Semana Santa.La incorporación de la mujer en las turbas es un hecho tan lógico, que no hace falta que lo exprese Caruda en un medio público. La mujer se debe integrar en esta procesión con la misma naturalidad que lo ha ido haciendo en el resto de la Seman Santa.La mayoría se hubiera echado las manos a la cabeza a mediados de los años sesenta del siglo pasado, si se hubieran imaginado que en la actualidad hay banceras debajo de las andas, incluso de los pasos con mayor peso.Pero para que llegara este momento, fue la propia sociedad conquense, y no sólo desde el ámbito nazareno, la que caminó en ese sentido porque era una evolución natural, aunque a algunos les pareciera que las cosas iban demasiado deprisa, o a otros demasiado despacio.Las palabras de Caruda vuelven a demostrar su tendencia a crear problemas donde no los hay.Por si lo anterior era poco, ahora vuelve a la carga, y se quiere cargar el ya tradicional "miserere" de la bajada, sin importarle el arraigo de varias décadas, y la tremenda aceptación que tiene entre propios y visitantes. Él lo achaca a problemas de seguridad y a que haciéndolo en otro lado o a la subida, las cosas van a ir más deprisa. Como siempre, el obsesivo recorte, que ya se ha convertido en el fin que justifica los medios.Ya no se conforman con recortar el recorrido de las procesiones para que todo vaya más deprisa, con que en lugar de ir en un sentido vayan a contracorriente, con meter bandas de música que tocan a ritmo sevillano por que el de siempre era lento; ahora también tienen que ir desmantelando los componentes que dan interés internacional y prestigio.Nada les importa con tal de conseguir ese fin obsesivo que llevan marcándose desde hace un tiempo. Quieren hacer recorridos breves, como si fuera la procesión del "Corpus" o un "Vía Crucis". En definitiva una Semana Santa de andar por casa; como antes en Hellín, Tobarra, C. Real o Toledo.Ah, ¿y alguien sabe por qué desde hace tres años el cartel no contiene la obligatoria leyenda -por imperativo estatuario- que debe hacer gala del reconocimiento internacional de la Seman Santa de Cuenca?. Seguramente se está reflejando ya en los carteles, lo que algunos llevan en la mente.
IxC

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