domingo, 22 de junio de 2008

Artículo de Opinión

Ab imo pectore
Dicen que después de la guerra hubo algún despabilado que hizo su agosto con el eslogan 'los rojos no llevaban sombrero'. Quizás por eso el personal se calzaba fieltros y boinas de Elosegui, que entonces Tolosa sí era Spain, de paño impermeabilizado, a pesar de que en los 40 hubo una sequía que ríanse ustedes del cambio climático. No se regaba la cebá más que cuando el A de las Azores dejaba pasar alguna nube negra, que no era lo habitual porque los cielos han tenido siempre querencia hacia Bascuñana y la dehesa de Santiago.No les voy a decir que ahora no llueve, porque desde que ZetaPé ganó las elecciones no ha dejado de hacerlo. Este tío tiene una flor en el culo y va a derogar el trasvase-que-no-es-trasvase sin despeinarse porque el río de los íberos se va a tragar la Expo de tan crecido que va.En los 70 lo que llovía eran hostias y había que tener una entrepierna como la de José Tomás para arrimarse al toro que se achiqueraba en el Pardo. Entonces el burofax era un motorista, como los de telepizza, que te daba el telegrama con acuse de recibo y derecho a réplica en Carabanchel. Las Cortes vestían de blanco gobernador civil y en Ayete pastaban los palmeros del régimen, como ahora en Marivent, con lealtades inquebrantables. No había todavía atisbo ni de flebitis ni de la peluca de Carrillo al sur de Perpiñán . El PSOE de Llopis vegetaba esperando Suresnes y ni siquiera Fraga había estrenado su bombín de embajador en la Gran Bretaña.Antes de que sucediera todo esto que cambió el devenir de España un hombre tuvo los arrestos de enfrentarse con la mayor injusticia que se ha cometido con la tierra castellana que juró defender. Cuando no existía el verbo dimitir, dimitió. Y ha permanecido dimitido, para vergüenza de todos los conquenses, durante más de 30 años.Siendo concejal propuse que se le nombrara hijo predilecto de Cuenca. Me dijeron, tanto los unos como los otros, que este honor se reservaba sólo para los finados -a las actas del Ayuntamiento pongo por testigo - cuando hace pocos días hemos visto homenajes (nada que objetar) a personas que han hecho algo por la ciudad. Fue el único político que tuvo la honradez de abandonar la vida pública en tiempos mucho más difíciles que los de ahora. Y por un asunto de la máxima actualidad : el expolio de agua, de riqueza y de gentes que ha sido y sigue siendo el trasvase Tajo-Segura para los conquenses.Por esto, y por mucho más, se merece el reconocimiento público, de esta ciudad y su provincia, don Jose Luis Álvarez de Castro.Ab imo pectore

Antonio Melero Pita

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