La Semana de Música Religiosa de Cuenca ofreció el segundo montaje escénico de su cuadragésimo sexta edición, con la puesta en escena de la ópera infantil "El diluvio de Noé", de Benjamin Britten, bajo la dirección musical de Emilio Aragón y la dirección escénica de Fernando Bernués.
La obra de Britten fue representada en un concierto matinal especialmente dirigido al público infantil, que se celebró en el Teatro-Auditorio de Cuenca, en el que participaron en torno a 120 personas entre músicos, solistas, coros y otros intérpretes.
Se trata de una producción de la Fundación Caja de Madrid, que ha sido grabada en DVD por la compañía Universal para su distribución, según explicó la organización de la Semana de Música Religiosa.
Emilio Aragón fue el director musical y Fernando Bernués el director de escena del concierto, cuyo equipo artístico se completó con José Ibarrola como escenógrafo, Grabiela Salaverri como figurinista y Xabier Lozano como iluminador.
En el concierto participaron músicos de la Orquesta de la Comunidad de Madrid y de la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), junto al conjunto de flautas del Conservatorio Profesional de Música de Cuenca.
También participaron en la puesta en escena 67 niños del Coro Infantil del Conservatorio de Cuenca y trece adolescentes que forman parte del Coro Juvenil de esta entidad.
Aragón aseguró que para él fue un placer aceptar la invitación de la directora artística de la Semana de Música Religiosa, Pilar Tomás, para dirigir la puesta en escena de esta ópera infantil de Britten que hacía muchos años que no se representaba en España.
Aseguró que está "doblemente satisfecho" porque se hacen "muy pocas óperas para la familia y para niños" y en este sentido dijo que aceptó la propuesta porque pensó que era "una ocasión fantástica" para hacer un proyecto de este tipo.
El director alabó "el impulso de la Fundación Caja de Madrid" a este tipo de proyectos e invitó a los jóvenes compositores a "que piensen en obras grandes, pero también en que hay un público importantísimo de niños y jóvenes y no tan jóvenes que necesitan una atención para que nuestros auditorios no se queden vacíos".
Por su parte, Bernués aseguró que "es realmente difícil" la oportunidad de hacer una puesta en escena de una ópera, que en su opinión "no es infantil, sino familiar, porque los espectáculos estrictamente para niños no existen".
Advirtió que "abordar puestas en escena profesional al cien por cien dirigidas a un público familiar no es fácil", aunque cree que "el esfuerzo de Caja de Madrid puede ayudar a que este tipo de espectáculos con una lírica apropiada y cercana a los jóvenes pueda ser un hábito de consumo cultural como puede ser el cine".
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