martes, 11 de julio de 2006

Los hermanos de Antonio Saura apoyan la fundación creada en Cuenca

María Ángeles y Carlos, los hermanos de Antonio Saura, han remitido un comunicado en el que muestran su apoyo a la fundación creada en recuerdo del pintor en Cuenca. María Ángeles y Carlos, que hasta ahora se habían mantenido al margen de la batalla legal desatada entre las autoridades de Castilla-La Mancha y la hija y el albacea testamentario del pintor -que no reconocen la fundación-, han querido difundir su postura sobre este espinoso asunto tras conocer que existe un manifiesto contra la fundación que han firmado ya más de 300 destacados artistas, críticos e historiadores del arte. "Las cosas han llegado a una situación -afirman en el texto-, en la que no podemos seguir callados". "Hay firmas de intelectuales serios a los que respetamos, y que nos extrañan mucho por parecernos producto de una falta de contrastada información"."Desde que a nuestro hermano le propusieron la Fundación no hizo otra cosa que mostrar entusiasmo. En la celebración de su constitución ante notario, en la que donó una serie de obras como fondo inicial; en su supervisión, que llevó a cabo desde el hospital, del acabamiento del edificio elegido por él; en las conversaciones sobre su deseo de dotarlo con más obras cuando se recuperara; y en el ánimo general que pudimos verle hasta su muerte. En una de nuestras últimas visitas a Cuenca, siete días antes de aquella, nos hizo recorrer ilusionado el edificio y nos habló de su última exposición, de la que ya tenía pensado incluso el título, y en la que estarían objetos-fetiche que guardaba y que nos enseñó, junto a otros nuestros y de varios amigos. Tres días después dio instrucciones a su principal editor, Hans Meinke, para que custodiara los dibujos de su "Pinocho" para poder llevarlos a la Fundación. Único lugar donde, según sus palabras, debían estar. Y si tuvo momentos de desaliento, propiciados por la enfermedad, nunca, jamás, le oímos una palabra de renuncia, muchos menos un propósito, ni nosotros ni ninguno de sus íntimos o colaboradores, de renuncia al proyecto".Y añaden: "Aparte, y en el terreno público, la lucha que con la Justicia ha mantenido su hija, su albacea (hoy marido de ésta) y su viuda por la existencia del Centro y la consiguiente entrega del fondo inicial, fue resuelta primero por el Tribunal Superior de Castilla-La Mancha, que falló a favor de la Fundación, desestimando como prueba las instrucciones post-mortem al no estar escritas de puño y letra por Antonio y generar serias dudas sobre su autenticidad (son sus términos), y, recientemente, por el Tribunal Supremo, que ha venido a avalar al de Castilla-La Mancha en sentencia firme y definitiva".Y finalizan diciendo: "Nuestro hermano Antonio repartió su vida entre Cuenca y París. Amaba Cuenca, y su amor por la ciudad queda patente en múltiples manifestaciones. Allí transcurrieron los difíciles años de su enfermedad, que le obligaba a permanecer postrado en cama; allí pasaba todos los veranos pintando y dibujando en el estudio que construyó. La Fundación Antonio Saura no podrá funcionar plenamente como tal al serle negados cartas y documentos privados del artista, es cierto, pero sí podra ser, y creemos que debe ser, un lugar en donde se expongan obras suyas, dedicado a él, en la ciudad que él eligió como centro de su vida y lugar de su muerte".

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