El 70 aniversario del golpe de Estado llega con un proyecto de Ley de la Memoria más preocupado por no incomodar al PP

Hoy se cumplen 70 años de aquel 18 de julio de 1936 en que el general Franco dio un golpe de Estado fascista contra II República y el gobierno del Frente Popular, elegido democráticamente en las urnas, que sembraba la libertad, la igualdad, la reforma agraria, la cultura para todos, la laicidad del estado, etc, por todos los rincones del país. Una república del pueblo, odiada por la clase dominante que se negó a renunciar a ninguno de sus privilegios en favor de un justo y necesario reparto político social y económico.
Los centenares de miles de personas que arriesgaron su vida, la perdieron o sufrieron cárcel, destierro, exilio, represión, desprecio, marginación y tantas formas de exclusión social, económica y laboral, por luchar por los valores de la II República y el gobierno elegido por el pueblo, se merecían celebrar este día con una Ley de la Memoria Histórica que reconociera toda esa lucha anónima, esa generosidad con la que trabajaron y por la que fueron brutalmente castigados, para que hoy podamos disfrutar de aquellos valores de igualdad y libertad, que, no hay que olvidar, nunca fueron gratuitos ni regalados.
Pero en lugar de poder celebrar esa Ley de la Memoria Histórica, prometida desde junio de 2004, los hombres y mujeres que lucharon por la defensa de la República, y siguieron haciéndolo después durante todo franquismo, sólo tendrán la frustración producida una ley descafeinada que no incomode al PP, y que para aminorar las polémicas se aprobará en Consejo de Ministros a finales de mes, con las maletas preparadas para salir de vacaciones de verano allá donde no alcancen los ecos de las protestas de todos los que nos sentiremos defraudados y, una vez más, castigados sin el justo reconocimiento. El ejecutivo prefiere repartir generosamente tres millones de euros entre los colectivos de víctimas que luchan por recuperar la memoria histórica antes que atender a sus peticiones.
Basta ya de reconstruir e reinventar la memoria histórica. Esta es la oportunidad de hacer justicia a todos los republicanos y republicanas que lucharon por entregarnos un mundo mejor, y estamos a punto de perderla. Esta vez institucionalmente y con todo el peso de la ley. Por eso, ahora más que nunca tenemos que estar preparados para salir a defender nuestra historia y el reconocimiento de todos los que lucharon contra el golpe de estado y la dictadura fascista.