miércoles, 7 de junio de 2006

SAN CLEMENTE SE VUELCA EN LA DESPEDIDA A SU PATRONA Y RECIBE ENTRE HONORES A LA VIRGEN DEL REMEDIO

Intenso, emocionante e inolvidable definen perfectamente lo vivido el pasado lunes en la fiesta grande de la localidad conquense de San Clemente: el día de Rus, declarado de Interés Turístico Regional desde el año 2000. Una fiesta muy especial en la que nuevamente cientos de vecinos del municipio y de diferentes puntos de la comarca se volcaron -como hicieran en el Día de la Venida de la Virgen- para despedir entre honores a su patrona, la Virgen de Rus, que volvía a la ermita que lleva su nombre después de permanecer 40 días en su pueblo.
La romería de la villa sanclementina daba comienzo muy temprano, a las seis de la mañana, tras la celebración de un Santa Misa en la Iglesia Parroquial “Santiago Apóstol”. Momentos en los que la cuadrilla de Jesús Molero, ganador de las andas de la Virgen de Rus el pasado día 16 de abril con una puja de 49.200 euros, tenía el honor de llevar bajo sus hombros a “la Morena”, nombre con el que también se conoce popularmente a la patrona por la tez de su “piel”. Justo delante de los portadores y con rostros con reflejaban perfectamente lo que significa esta fiesta, marchaban los portadores de las andas de la Cruz, encabezados por su rematante Jorge Martínez Mesas.
A las siete y cuarto de la mañana, la Virgen de Rus hacía su primera parada en el monasterio de las Clarisas, donde era bailada a ritmo de pasadoble y se le cantaba, ante la emoción de los presentes, la popular salve. Poco después, la patrona llegaba al convento de las Carmelitas entre los vivas y vítores de los vecinos, quienes la acompañaban aún en mayor número en el enclave conocido como el “El Santo” alrededor de las ocho de la mañana. El muñidor José Navarro se encargaba entonces de tapar con una lona a “la Morena”, que emprendía su camino de regreso hacia el santuario de Rus a toda velocidad entre las lágrimas de los vecinos que la veneran todo el año.
Llegada a Rus
A mitad de trayecto, las cuadrillas y los numerosos vecinos que les acompañaban en romería aprovechaban para reponer fuerzas en el paraje de “La Carrasca”, lugar que marca la mitad del camino hasta la ermita. Finalmente, y tras haber recorrido los 9 kilómetros que separan San Clemente del santuario, la patrona llegaba a Rus y era destapada en “El Puente” a las nueve y media de la mañana, desatando la alegría e incrementando los vítores hacia la misma entre los numerosos presentes.
Tal y como manda la tradición, las mujeres tenían el privilegio de conducir a la Virgen hasta la ermita en uno de los actos más impactantes de la fiesta. Posteriormente, los portadores dejaban a la Virgen de Rus en un altar al aire libre junto a la Virgen del Remedio. Instantes de devoción, fe y culto que aprovecharon los fieles para acercarse a sus dos madres y hacer los primeros donativos del día antes de la realización de la Santa Misa.
Mientras tanto, los portadores de la Virgen de Rus y de la Cruz y sus respectivas familias almorzaban en un recinto construido para tal fin. Vecinos como José Fidel Martínez, Urbano Molero, José Bernardo Molero o Julián Torrecilla rebosaban y transmitían felicidad en sus rostros. “Todo está saliendo perfectamente y aún nos queda por vivir momentos muy grandes como la procesión de la noche. Esperamos que nadie se haga daño y podamos disfrutar todo el día”, comentaba Jesús Molero.
El padre del rematante de las andas de la Virgen de Rus, Jesús Molero Herrera, nos describía los momentos más entrañables que ha tenido la oportunidad de vivir a lo largo de los 13 años en los que ha ayudado a conservar este tipo de tradiciones. “Hoy es un día verdaderamente especial por la despedida a la patrona y por ser el último año en el que tengo la ocasión de formar parte de este equipo. Me ha llenado mucho la procesión de la mañana porque los vecinos han despedido calurosamente a la Virgen y observo que los más jóvenes lo viven con igual intensidad que sus padres y familiares”.
Por su parte, las autoridades municipales aprovechaban también para reponer fuerzas antes de que el reloj marcara las doce del mediodía. El alcalde de San Clemente, Juan Carlos Carrascosa, expresaba el grado de importancia de esta fiesta. “Hoy estamos gozando de un magnífico día en la fiesta grande por excelencia de San Clemente. Ayer ya pudimos vivir momentos muy intensos en la última salve de despedida a la Virgen de Rus y también hoy en la procesión de la mañana. El colofón lo pondrá la procesión de noche, con la que se concluyen estos 40 días y un fin de semana intenso y muy importante para el pueblo. En definitiva, una fiesta en la que destaca el componente religioso, la afluencia de público y la cantidad de llamada que ejerce el pueblo hacia el turista y el visitante. Seguro que el día acaba con la luminosidad y la alegría con la que ha empezado”.
El presidente de la Hermandad “Virgen de Rus”, Gerardo Brox, también atendía a los medios de comunicación y manifestaba su satisfacción por cómo se estaba desarrollando la jornada. “Es un día muy en el que todos estamos disfrutando de manera muy especial gracias, sobre todo, a la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento, que ha habilitado distintas zonas para la realización de barbacoas con la finalidad de que los vecinos pueden asar sus chuletas, conservando así el ambiente propio de la fiesta. Por otro lado, hoy estamos un poco tristes porque la patrona vuelve a la ermita después de permanecer 40 días en su pueblo, pero también recuperamos a la Virgen del Remedio, que desprende la misma ilusión que la patrona. De hecho, esta devoción se recoge también en pueblos como Vara del Rey, que declaran este día festivo, Santa María, El Cañavate, Casas de Fernando Alonso, La Alberca del Záncara o Casas de los Pinos, cuyos vecinos también se sienten sanclementinos en el Día de Rus”.
Regreso al pueblo
El repique de las campanas a las doce del mediodía y el sonido del himno nacional anunciaban la salida de “la de los hortelanos” –como también es conocida la Virgen del Remedio-, que acaparaba los primeros piropos de la jornada en su primeros metros de recorrido hasta “El Puente”. Una vez allí y con la atenta y expectante mirada de los vecinos, el muñidor José Navarro se encargaba de poner, nuevamente, la lona a la Virgen para protegerla de las inclemencias del camino.
Bajo los efusivos aplausos de los presentes y al grito de guapa, la copatrona de San Clemente salía a una marcha vertiginosa hacia su pueblo para reencontrase con sus fieles y tomar el relevo de la Virgen de Rus. Veinte minutos antes de la una de la tarde, la Virgen del Remedio paraba en “La Carrasca” y se preparaba para hacer su llegada triunfal en San Clemente. Ese esperado regreso tendría lugar a la una y media de la tarde en “El Santo”, donde los portadores la bailaban a ritmo de pasodoble y cientos de personas la vitoreaban mientras sonaba el himno nacional.
Los vecinos se congregaban en multitudes para recibir a “la de los hortelanos” y acompañarla en procesión desde la calle del Carmen hasta el convento de Las Carmelitas. Minutos antes de las tres de la tarde, la Virgen del Remedio se preparaba para recorrer, a toda velocidad, los últimos metros que la llevarían a realizar “parada y fonda” en este convento. Una prueba que fue superada con nota por la perfecta sincronización de la cuadrilla de Jesús Molero y que caló entre los numerosos vecinos que abarrotaban la plaza del Carmen. Autoridades como el presidente de la Diputación Provincial de Cuenca, Luis Muelas, el delegado de Industria y Tecnología, Pedro Bustos, el delegado de Bienestar Social, Francisco Palop, y el presidente de la Cámara de Comercio de Cuenca, Agustín Tello, destacaban el fervor, la devoción y la emoción de esta fiesta una vez finalizada una de sus grandes procesiones.
Vestido de gala
Vecinos, turistas y autoridades abandonaban la plaza del Carmen para retomar energía y poder disfrutar del momento estrella de este día: la procesión nocturna o de gala. Comenzaba ahora un intenso, preciso y laborioso trabajo de las camareras y las voluntarias del Colegio “Nuestra Señora del Remedio” con el objetivo de poner “guapa” a la Virgen del Remedio en la procesión que la llevará hasta la Iglesia Parroquial.
En el Día de Rus, las camareras encargadas de vestir de gala a la copatrona son las pertenecientes al Colegio “Nuestra Señora del Remedio” y distintas voluntarias. En total, cinco horas de laborioso trabajo, en las que las camareras Sor Carmen -que comenzó a realizar esta función en el año 1947- y Sor Lorenza cuentan con la colaboración incondicional de Teresa Saiz, Paqui Carrascosa, Lorenzo López, Carlos Notario y Teresa Ángulo, quien ayuda activamente desde hace 25 años.
Esta noche “la de los hortelanos” vestirá un manto de tisú de plata italiana, donado por la familia Moreno Martínez en el año 1994. A la Virgen del Remedio no le faltará ni el más mínimo detalle para deslumbrar a sus vecinos: pendientes, sortijas, un collar, un cetro, un medallón de esmeralda de la marquesa María Josefa Melgarejo -fundadora del Colegio “Nuestra Señora del Remedio” en el año 1882-, y una preciosa y señorial corona que consiguió recuperarse en los años 50 tras permanecer 17 años perdida.
“Vestimos a la Virgen con mucho mimo y delicadeza. Es un momento muy íntimo. Cada año volvemos a emocionarnos y a disfrutar con esta labor. Es algo que sólo se puede explicar con la fe para poder entenderlo”, comentan las camareras y voluntarias de este colegio de San Clemente.
Procesión nocturna
Puntualmente, a las nueve de la noche, los portadores de las andas de la Cruz y de la Virgen, debidamente vestidos para este acto, portaban en sus hombros con gran alegría a una preciosa Cruz y radiante Virgen del Remedio respectivamente.
La Cruz y la Virgen eran conducidas en la procesión de gala a ritmo de pasodoble y ante la aclamación popular hasta la Iglesia Parroquial. La procesión dejaba patente el encomiable esfuerzo de los portadores, ya que las andas de gala de la Virgen pesan más de 500 kilos, lo que obliga a recorrer una distancia ligeramente superior a 500 metros en casi tres horas.
A las once y media de la noche, la Virgen llegaba al templo de la Plaza Mayor y saludaba, al igual que lo hiciera en el Día de la Venida de la Virgen, a los vecinos y fieles que no podían presenciar su entrada en esta Iglesia. Los gritos de guapa hacia la copatrona eran constantes y las lágrimas comenzaban a aparecer entre los vecinos. Pero todavía quedaba por vivir el momento más bonito.
Minutos después y bajo el sonido del himno nacional, “la de los hortelanos” entraba en la Iglesia y la emoción se desataba a raudales. Nadie podía escapar de este sentimiento. El corazón palpitaba más rápido que nunca. La tradición sanclementina cobraba un mayor sentido. Por fin, las dos veneradas imágenes –la Virgen y la Cruz- reposaban juntas en el templo mientras todos y cada uno de los presentes cantaban la emblemática salve. Abrazos, besos, lágrimas y felicitaciones entre los portadores y familiares de la Virgen y de la Cruz. El trabajo había resultado todo un éxito. “Ha sido increíble. Quiero dedicárselo a mi padre con todo mi corazón porque este año es el último que ha ayudado a la Virgen. De él he aprendido todo lo que sé y lo que siento en esta fiesta”, declaraba el joven Jesús Molero.
Una fiesta única y excepcional propia de un municipio con tanta solera e historia como San Clemente. Tal y como recoge la tradición, la Virgen del Remedio permanecerá en la Iglesia Parroquial hasta el próximo día 18 de junio, Día del Corpus, fecha en la que regresará a la Iglesia “Nuestra Señora del Remedio” para permanecer allí hasta el próximo Día de la Venida de la Virgen..

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